sábado, 30 de enero de 2010

sueño

Nos juntó un sueño.
En el sueño rodábamos
como en el prado fresco.

¿Nos juntará la vida
como el sueño?

En el sueño reíamos
al sol naranja, agrio
en los ojos, húmedo en las sienes.

Rodaba el sueño
y nosotros rodábamos
en el verde increíble
del prado.

Xavier Villaurrutia

viernes, 29 de enero de 2010

Madame Amulette (la vidente)


Madame Amulette presagió que se quedaría sin poderes. Y así fue.

Al igual que siendo niña predijo que iba a ser vidente antes de que lo fuera.
Ahora madame Amulette no puede leer en ninguna mano las líneas del futuro, pero ha aprendido a leer entre líneas el presente.

Cuentos pulga, de Riki Blanco. Barcelona, Thule, 2007

miércoles, 27 de enero de 2010

el ritmo del invierno

A pesar de vivir en la ciudad, mi niñez estuvo marcada por los ciclos del campo: las estaciones, las tareas, las cosechas. Cada viernes por la tarde, mi abuela nos recogía a mi hermano y a mí para llevarnos a su aldea. El autobús no llegaba hasta allí -sigue sin hacerlo- y debíamos caminar unos tres kilómetros en la oscuridad hasta llegar a casa. Durante el trayecto mi abuela nos contaba cuentos. Siempre llevaba una bolsita con gominolas para los momentos de flaqueza.
El sábado y el domingo transcurrían jugando en libertad entre quehaceres: ordeñar y cepillar las vacas por las mañanas, llevar en la carretilla los bidones de la leche hasta la carretera, yendar las vacas hasta el prado y de regreso a casa, sembrar o cosechar dependiendo de la época del año. En julio, además, estaban los quince días en que segábamos, recogíamos y almacenábamos la hierba. En otoño, apañábamos la manzana.

Con el paso de los años, a medida que mis abuelos se han ido haciendo mayores, las tareas se han ido reduciendo mucho: quedan los manzanos, un pequeño huerto y las gallinas de las que nunca quise ocuparme porque me picoteaban los pies. Aun así, permanece el ritmo que marcan las estaciones: ahora, en estos meses de invierno y quietud, toca preparar la tierra, sembrar, e imaginar la primavera: el color de las flores de los cerezos, el sabor de los primeros guisantes comidos a escondidas entre los surcos.

Toca pues mirar hacia adentro: abonar, sembrar, regar, imaginar. En ello estoy.



me gusta esta grabación antigua en vinilo;
además de ser perfecta, esta suite de Bach me recuerda al invierno

lunes, 25 de enero de 2010

sigo soñando (a pesar de todo)

martes, 19 de enero de 2010

despedidas y reencuentros

Viajar.

Más allá de moverse de un lado a otro, de conocer una ciudad nueva o reconocer una que ya transitamos; más allá de conocer gente interesante o reencontrarse con viejos amigos.
Viajar es una pausa. Un momento suspendido, inmóvil, en medio del caos de lo cotidiano. Un instante para pensarse y repensarse, para mirarse en otros espejos, para construirnos a través de las palabras que compartimos, de los pasos que recorren calles desconocidas, parques ajenos.

Viajar. Ahora, en el momento en el que me despido, rompo, recomienzo. Una pausa para reencontrarse, antes de empezar a caminar, de nuevo.

Una ilustración de Juan Palomino

miércoles, 13 de enero de 2010

enamorá de la vida, que a veces duele...

domingo, 10 de enero de 2010

la nieve era una fiesta

La casa amanece cubierta de nieve. El paisaje blanco, limpio. Un silencio profundo, surcado por el ladrido de los perros. Salgo a caminar. La nieve recién caída cruje, bajo mis pies: "criiik criik". Quizás la soledad es esto. Blancura, silencio roto, crujidos.

Camino hacia la casa de mi abuela. La encuentro agachada en el patio, rodando bolas de nieve para hacer un muñeco. Se sonroja. "Pensarás que estoy loca". Yo sonrío. Meneo la cabeza. Pienso que es afortunada. Pienso que es capaz de ilusionarse cuando nieva, a sus noventa años, y disfrutar haciendo un hombre de nieve. Pienso si yo seré capaz; últimamente la tristeza me pesa tanto que me cuesta sonreír.

Cuando me doy la vuelta para buscar una rama, me tira, juguetona, una bola de nieve. Yo se la devuelvo, y acabamos corriendo, entre risas, empapadas, con la nariz roja y los ojos brillantes. De repente, la vida se convierte en una fiesta. La tristeza no existe.


viernes, 8 de enero de 2010

so goes another winter slowly

No me importaría que esto ocurriera en mi librería...

"So goes another winter slowly, hands in the pockets of my coat...

... Tell me the season is almost over...

...I can wait I can wait I can wait!"

domingo, 3 de enero de 2010

I´m going some place...