lunes, 12 de julio de 2010

unexpected


Caminamos desorientados porque desconocemos el camino, el destino, porque nos rodea la niebla densa del miedo y la desesperanza, del recuerdo y del olvido.

Un día, cansados de dar vueltas aparentemente en círculos, nos quedamos quietos y en silencio. Al principio, los latidos acelerados de nuestro corazón invaden nuestros oídos, nuestros pensamientos. Poco a poco conseguimos abrir los ojos. Descubrimos, entre la bruma, un atardecer, un puente sobre el mar, los ladridos de las gaviotas y los perros, los juegos de los niños, el silbido del viento.

Y echamos a andar, sólo por el placer de oír el rumor de nuestros pasos sobre el suelo empedrado.

Una ilustración de Natalia Zariategui.

2 comentarios:

Olalla 13 de julio de 2010, 14:41  

Vaya bonito que es esto que has escrito...

la chica de las biscotelas 13 de julio de 2010, 19:07  

yo tambien dejé de correr por el camino del bosque que me asustaba y me obligo a recorrerlo despacio, los peligros se ven nitidamente, y las sombras son solo eso...